Los casos más extremos de "diógenes videojueguil"

¿Te imaginas acabar enterrado en tu casa por cientos de cajas de juegos y amiibos? Eso es lo que podría pasarles a estos dos grandes ejemplos que os traemos hoy de coleccionismo masivo de videojuegos, al que también podemos referirnos como "diógenes videojueguil" cuando se llega a estos extremos.

Empezamos por Brett Martin, un estadounidense que como podéis ver en el vídeo inferior, aunque es un fan de los videojuegos en general, tiene un particular fetichismo por Mario y otros personajes de Nintendo. Brett consiguió hace unos años entrar en el Libro Guiness de los Récords, pero no por su colección de juegos, sino por todo el merchandising adquirido en torno a diversas franquicias populares de la industria.

Todo comenzó cuando tenía 8 años y su padre decidió darle una figura de apenas 4 centímetros de Super Mario. Probablemente el pobre hombre no sabía el monstruo que acababa de crear, puesto que 23 años después, Brett logró acumular 8.030 productos de multitud de sagas de videojuegos. Desgraciadamente el video que os adjuntamos es de 2012, así que no queremos imaginarnos cómo debe estar la casa de Brett ahora que existen los amiibo. Es probable que Nintendo pueda aguantar unos años sólo con la colección de este hombre.

El segundo caso que os traemos se trata de la mayor colección de videojuegos conocida, la cuál, también entró en el Libro Guiness de los Récords en 2013. Su dueño fue Michael Thomanson, también estadounidense. Y decimos 'fue' porque el año pasado se vio obligado a ponerla en venta.

El bueno de Michael logró nada menos que 750.250 $ en una subasta por toda su colección. Estaba compuesta por más de 11.000 juegos, aunque le bastaron 10.607 en el momento en el que el récord saltó a los medios. Había logrado acumular desde 1982 una gran parte de los catálogos de al menos 22 consolas famosas, completar el de otras 14 y disponía de juegos de otros 68 sistemas menores. Como buen coleccionista era poseedor de sistemas minoritarios como Virtual Boy, una de las consolas más limitadas en cuanto a unidades en la historia de la industria.

Con la venta de la colección, ahora es el neoyorquino Kim Bhasil el afortunado poseedor de la colección más amplia de videojuegos del mundo.